STATUS QUO
Octubre 14 de 2018:
Mejor no lo pudo haber enfatizado el genio Albert Einstein: “hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro”. Sin duda alguna, la persona más estúpida de todas soy yo. ¿A quién diablos se le ocurre seguir a un tipo así como así? antes de violar su privacidad debí descartar la posibilidad de que este chico no fuese el hijo de un ministro, el primo de un artista público o el sobrino de algún narcotraficante. Esta locura nunca debió suceder, las cosas tenían que seguir como estaban antes, me arrepiento de todo esto. Dios, ¡cuán imbécil soy!, no existe ni el menor rastro de evolución en mí.
En vez de fanfarronear sobre mis supuestas habilidades para inspeccionar, debería plantear otro tipo de estrategias más convenientes, e incluso, reconozco que no debí llegar a los extremos, esto en realidad no está bien. “Necesitas ayuda psicológica, necesitas ayuda urgente”, balbuceaba una y otra vez el cínico de mi subconsciente. Mi corazón se acelera cuando recuerdo el amenazante mensaje. ¿Y si la nota es solo producto de la casualidad y es realmente mi sucia y culpable conciencia quien me atormenta? quisiera que fuera cierto, que solo fue un evento al azar.
Por otro lado sigo recordando la imagen del chico friolento de la biblioteca, ¿a dónde había ido?, quizá llevaba ahí un buen rato y pudo brindarme alguna información con respecto a la nota. Lastimosamente perdí la oportunidad porque él fue absorbido por la tierra. Cuando me recuperé del ataque de ansiedad al ver aquel mensaje y decidí buscar al caballero, este ya no estaba en su mesa. No quiero sonar paranoica, pero ¿qué tal si este sujeto fue el que dejó ahí la nota?, ¿qué tal si no temía a sufrir un ataque de hipotermia, sino que solo pretendía cubrir su identidad de la manera más exagerada posible pero que yo, como siempre, no lo percaté?
Pudo haber sido un escolta que, enterado de la ilícita visita que realicé, tomó decisiones para evitar que sigan sucediendo este tipo de situaciones; y de verdad lo comprendo, es su trabajo velar por la seguridad de mi hombre perfecto, aunque eso implique tener que alejarme de él… tengo una fea corazonada, presiento que se aproximan graves problemas.