OLVIDO
Noviembre 10 de 2018:
Era de esperarse: la situación pasó de las cartas a las llamadas. ¿Cómo consiguió mi número celular?, le he pregunté a mi círculo social si, de pura casualidad, le han brindado información personal a alguien que yo no conozca, todos lo negaron y me tildaron de loca; por eso los odio, ineptos. La metodología es así: llaman, contesto y solo se escucha una respiración. Suplico que den su nombre o que, por favor, dejen de llamar. Mínimo son 15 llamadas al día, si no contesto, el número se triplica.
No hay manera de contarle a mis padres sobre este acoso, porque me vería bajo la obligación de decir la verdad: sostener que soy una acosadora, que ya me sé casi toda la vida de un chico que conocí hace poco, pero que así soy, demente.
Entre tanto, no volví a ver a Matías, mi lindo Matías. Y el semestre prácticamente ya acabó. Las oportunidades de coincidir o de llegar a ser tan si quiera amigos se esfumaron. Pero está decidido, lo mejor para ambos es que no nos veamos nunca más.