DECISIONES
Enero 1 de 2019:
Nuestro primer año nuevo también fue solo para nosotros dos, pero esta vez en la casa de Matías. Después de tener sexo como bienvenida al año nuevo, recordé que aún no conocía su cuarto, ese donde organizaba un collage algunos meses atrás. Siempre estábamos en un salón con una gran pantalla, una cama inmensa, algunos libros, y un pequeño refrigerador con cervezas y gaseosas.
Hace mucho tiempo que no sentía esa intriga, no quería preguntar, no quería momentos incomodos, pero involuntariamente salió de mi boca:
Amor, ¿cuál es tu cuarto?, ¿por qué nunca hemos entrado?
Matías estaba más blanco que nunca, su cuerpo se congeló y no dijo ni una sola palabra, como si tratara de ignorarme. Después de un silencio largo e incómodo él respondió:
Mi cuarto es lo más íntimo que tengo. Nadie entra allí, solo yo. ¿está bien amor?
Pero pasamos días enteros juntos, tenemos sexo casi todos los días, somos prácticamente una pareja ¿acaso todo eso no es suficiente para tenerme confianza? Morí de ganas por decirle muchas cosas, estaba furiosa, pero soy inteligente, así que solo respondí:
Sí, está bien amor.
Mientras él terminaba de ver un aburrido documental de historia, yo estaba trazando un plan mental. ¿Cómo es posible que me niegue algo tan básico?, ¿será que esconde el collage de mí? Quería hacerle tantas preguntas, pero iba a ser inútil porque con su anterior respuesta me dejó claro que poco le gusta hablar de ese tema. Él no me dejó otra opción, debo entrar ahí.
La curiosidad se apoderó de mí, además si ahí no entra nadie que no sea él ¿quién me puede asegurar que en su cuarto no hay un congelador lleno de cadáveres? aunque sé que es algo ridículo y absurdo, yo no quiero terminar así. Quiero que seamos transparentes, sin mentiras. ¿Pero cómo entrar ahí sin que él se entere?, la única opción es robar sus llaves y cuando entremos de nuevo a la universidad, estudiar su horario para entrar a su casa cuando él esté muy lejos de allí.
No creo que esconda algo grave ¿o sí?...